• Azul añil
  • 1989
  • Óleo sobre lienzo
  • 185 x 145 cm

La obra de Guerrero de los noventa no es una reescritura hábil y astuta de lo ya conocido, sino una celebración de las propiedades de la pintura, una transformación del color en forma, donde el proceso de percepción es mucho más lento, y donde entendemos la importancia que en su obra adquiere la naturaleza emocional del espacio y el proceso físico de crearlo.

MARÍA DE CORRAL